En medio de la catástrofe socioeconómica que representa la parálisis de la actividad comercial y la economía en el marco de la cuarentena, un hilo de fraternidad y solidaridad comunitaria, asoma como un brillo en la oscuridad. Organizaciones políticas, sociales, vecinales y de la sociedad civil en general, ponen en marcha un sistema de contención contra el hambre, paralelo a los diversos mecanismos estatales: las ollas populares.
Allí, voluntari@s, vecin@s y militantes, colaboran en la preparación de alimentos, y su distribución entre aquell@s vecin@s que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, ya sea por las implicancias propias de las medidas de aislamiento y su consecuente prohibición de trabajar para much@s cuentapropistas, o para quienes han perdido su empleo, o también para aquell@s que se encuentran bajo la línea de pobreza mucho antes de la pandemia.
Aunque no están los números oficiales, se calcula que el macrismo ha dejado a la argentina cerca del 50% de pobreza. No se trata solo de la pandemia lo que vive la argentina, se trata de un largo período de errores y políticas voluntariamente anti populares en la economía argentina. Un período reciente en el que los únicos que ganaron fueron el sector financiero y algún que otro amigo del gobierno. El resto mordimos el polvo.
Algunas voces señalan que luego de esta pandemia, el mundo cambiará para mejor. Y aunque no sabemos si será de esa manera, lo que podemos decir es que el rol del Estado, ha cobrado un sentido especial frente a las tendencias que marcan lo conveniente de priorizar la predominancia del sector privado por encima del dominio estatal.
Perón decía que no existe el libre mercado, al mercado, o lo regula el estado en favor de los intereses del pueblo, o lo regula el sector privado en favor de sus propios intereses, y esa teoría parece mostrarse más vigente que nunca en tiempos de pandemia.
Así como llegan los tiempos del protagonismo del estado, llega también la hora de una comunidad organizada, una acción colectiva que apunte a rescatarnos los unos a los otros, como un engranaje auxiliar a esa presencia del estado. Una comunidad consciente de que la unión hace la fuerza, y en este caso una fuerza, que mata el hambre.
"Llevamos la olla popular itinerante por distintos barrios de San Martín, compartiendo una ración de comida caliente con l@s vecin@s que la están pasando mal, con los que menos tienen. Nos formamos como militantes políticos en este tipo de acciones, convencid@s de que ningún individuo se realiza en una sociedad que no se realiza, como lo decía Perón. Es para nosotros una tarea que nos genera satisfacción, el placer de ayudar a nuestros hermanos y hermanas", afirmó Leandro Capriotti, conductor de la agrupación Juventud Unida Peronista (JUPe).
Por su parte Leonardo Muñoz, vecino de Barrio Nuevo en José León Suarez, describe su experiencia como promotor de la olla popular que lleva adelante con vecin@s del barrio: "La gente es muy agradecida. Cuando se llevan su vianda nos agradecen infinitamente y nos desean que Dios nos bendiga, y para nosotr@s es una enorme satisfacción porque nos cuesta muchísimo poner de nuestro bolsillo la carne o el pollo. Muchas veces no nos da el presupuesto y se nos hace cuesta arriba, pero seguimos adelante pidiendo ayuda a quien sea porque en muchas casas, la comida que damos nosotros es la única que tienen en el día."
"Al principio nos sentimos muy afectados al ver la cantidad de personas que se acercan al club, y en número cada vez mayor. Recibimos donaciones importantes que nos ayudan para llevar a cabo la olla nuestra, para repartir mercadería, y hasta para colaborar con otras ollas populares. También repartimos ropa, que es muy importante con la llegada del frío", nos cuenta Rulo Salguero, profesor de boxeo y referente del Club Central Argentino en Villa Maipú.
Para David Acuña, referente de la agrupación Descamisados, "el objetivo es aportar desde nuestras posibilidades al bienestar de nuestra comunidad, conjuntamente con las acciones que están llevando a cabo el estado municipal, provincial y nacional. La pandemia afecta a los sectores más vulnerables, que se ven imposibilitados de salir a ganarse la vida en el marco del aislamiento, y tratamos de ser una herramienta de solidaridad entre vecinos".
"De esta experiencia rescato la solidaridad de la gente. Somos un pueblo solidario. Veo a una clase media colaborando con las clases más bajas. El compromiso de los jóvenes militantes y l@s vecin@s, y una alegría de compartir el pan el otro. Esta organización popular la veo con mucha satisfacción", nos decía Ulises Lobo, concejal y referente de La Cámpora San Martín.
Joaquin Massa, del movimiento social Barrios de pie, nos cuenta su experiencia en las ollas populares durante la pandemia:"Nuestra organización está sosteniendo más de 15 comedores y merenderos diariamente. Estamos convencidos de que de esta situación saldremos con organización popular, solidaridad y articulación entre los movimientos populares y el estado".
Manuel Rodriguez es militante de JUPe, y tiene una doble experiencia porque ha decidido llevar a su barrio, Villa La Rana, la olla popular junto a vecinos que se identifican con su simpatía por el club Chacarita Juniors: "Se siente muy bien la posibilidad de ayudar a la gente. Somos gente humilde que ayuda a otra gente que está aún peor. Mi primera experiencia fue con la JUPe, y me resultó tan buena que vi la posibilidad de hacerlo también en mi barrio y así lo hicimos"

















